Guest Post: Pasos para organizar un swap de Luīze


¡Hola! 

Aunque el evento de Swap & Cafecito ya fue hace un mes, han surgido actividades muy bonitas para seguir desarrollando el proyecto del Green Swap Club. Una de nuestras luchas es la promoción de la moda sostenible y tratamos de hacerlo a nuestro modo. Hoy tengo la fortuna de presentarles un post que nos ha escrito Luīze Ratniece para todos los interesados en organizar un intercambio de ropa sostenible, son pasitos de bebé para quien quiera iniciarse en este tema.

Conocí a Luīze (yo le digo Luisa siempre 😜) gracias a Un Armario Verde cuando vivía en Barcelona y gracias a ella me involucré más en el mundo del Slow Fashion. Pues resulta que ahora hemos hecho un intercambio de posts. Cómo ven hasta la información hay que aprovecharla al máximo, no solo la ropa. 😀 Los dejo que lean el texto que es muy ilustrativo ¡yo salgo en alguna foto! jejeje.




He organizado seis intercambios de ropa y ésto es lo que he aprendido…



Luīze Ratniece




¿Pues te has animado a hacer una pequeña fashion revolution en tu comunidad (barrio, escuela, facultad, club, etc.) pero no sabes por dónde empezar? Un intercambio de ropa puede ser exactamente lo que estás buscando. En lugar de dar sermones y proyectar documentales deprimentes, es una manera directamente accionable, inmediata y material para abordar el problema de moda rápida. Francamente, es un truco para involucrar la gente que ni sospechaban que estaban interesados y para construir lazos basados en reciprocidad mientras estás dando una fuerte lección anticapitalista. Y luego les puedes dar la chapa con datos sobre explotación laboral y contaminación ¡Qué mejor!

Hay un infinito de modalidades de hacer esto, te cuento lo que he aprendido en las seis ediciones - desde octubre del 2016 - que llevo organizando intercambios en un Ateneu en Barcelona:


1. Ten claro el formato. 

Yo he optado por el principio marxista de “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades” que en este contexto implica autorregulación: gente trae lo que les sobra y toma lo que les apetezca, y nadie controla si se ha llevado más prendas de las que ha traído.
Hay gente que hace eventos más formales, por ejemplo, un control en la puerta donde en cambio de la “mercancía” que se evalúa antes de aceptarla se entregan el número correspondiente de chapas/garbanzos/botones que sirven para “comprar” una prenda, queriendo asegurarse que aquellos que más han aportado más acceso tienen a las prendas de otros. También hay intentos de hacer trueques en el sentido más estricto de la palabra - “yo te doy esto, tú me das aquello” - pero suele muy restrictivo y decepcionante ya que es poco probable que justo a la persona que tenga algo que te interese le chifle lo tuyo. En esta fase de desarrollo también tienes que decidir si habrá dinero por el medio. La manera más común de monetizar parece hacer un control en la puerta y cobrar la entrada...   
Consideré estas opciones pero decidí que para mí tiene cero importancia que alguien lleve más prendas de las que haya traído y que quería montar eventos de lo más abiertos posible. Los formatos más controlados eran ajenos a cómo yo me imaginaba a los intercambios e implicaban trabajo adicional para mí ¿y quién tiene tiempo para esto?


2. Ten cuidado con el nombre. 

He empezado llamándolo “intercambio de ropa” y está visto que la gente se confunde, igual que con “mercadillo de trueque” ya que suena a intercambios más formales. Nuestro formato es más bien “tienda gratis” o “mercadillo gratis” y así deberíamos haberlo llamado desde principio. La única otra iniciativa parecida que conozco aquí es la Botiga Gratis del Banc Expropriat, ellos sí han acertado con el nombre y lo han hecho una parte inconfundible de su identidad.  
 
3. Pide ayuda.
Salvo que organices la modalidad más pequeña de un intercambio - tú y tus camaradas en tu casa comiendo un poco de hummus y descubriendo que vuestras tallas no solapan y de ahí que sólo podéis intercambiar complementos - necesitarás a más personas para asegurarte de éxito. Hay tantas pequeñas cositas por hacer (sacar fotos, cortar las zanahorias, explicar cómo funciona ésto a cada persona que pasa por ahí, salir a comprar más hielo, traer perchas, etc.) y para organizar y, sobre todo, recoger, necesitas unas 4 personas para que no tardes demasiado y para que sea más ameno. Además, ¡es una excelente vía para tejer redes con las fans más apasionadas de los intercambios!

4. Asegúrate un espacio óptimo. 

Para que las necesidades humanas básicas sean cubiertas (piensa en ti primero ya que tú serás la persona que más tiempo pasará en aquel sitio), necesitas por lo menos un techo para protección contra los elementos, un lavabo que funcione, agua potable, alguna que otra silla para poder descansar y tener electricidad tampoco viene mal. Piensa en centros cívicos ya sean públicos o autogestionados, instituciones educativas o algún negocio amigo con mucho espacio libre. Hacerlo al aire libre en un parque o playa podría ser una opción pero sugiero empezar con estructuras sólidas con agua corriente. Haz un acuerdo muy claro con las gerentes del espacio sobre el formato del evento, el horario y lo que necesitarás de ellas: llaves o que esté alguien para abrir y cerrar, acceso al armario de las escobas, la nevera, equipo de música, si pueden entrar perros, cómo de limpio debe quedarse todo al acabar, etc. Piensa en lo que puedes ofrecer a la institución, por ejemplo atraer gente que no la conoce. En mi caso, el trato con el Ateneu, aparte de su compromiso con eventos de interés social y el gusto de verlo lleno con gente más allá del perfil típico del socio, es que se anuncia como un ¨Vermút e intercambio¨ - según la tradición de tomar un vermutín o lo que sea con los amigos antes de la hora de comer durante los findes - y se invita a los participantes consumir del bar del Ateneu.


5. Construye la “tienda”.


Una vez que tengas el sitio, piensa cómo vas a conseguir o construir la infraestructura básica para jugar a la tiendita. Necesitas por lo menos un espejo donde se ve el cuerpo entero, por lo menos un sitio tapado que sirva de cambiador, y mesas o percheros de barra para colocar las prendas. Para los intercambios de Un Armario Verde está todo muy DIY: un espejo recogido de la basura, dos cambiadores hechos con sábanas, particiones de la sala donde organizamos el evento y cinta americana (cinta gris), las mesas del Ateneu, dos percheros de barra que nos prestan amigos y perchas feas donadas por las asistentes.



6. Escríbelo.


Intenta ser clara al redactar y dar mucha información sobre los porqués y los cómos. La gente va a hacer preguntas igual pero por lo menos lo habrás intentado… Haz una descripción elaborada en el evento de Facebook o en tu blog, así podrás pasar un enlace a aquellos que te mandarán preguntas básicas por las redes antes del evento ¡Recuérdales que las prendas deben ser limpias y en un tal estado que no les daría vergüenza prestarlas a un amigo, que esto no es una recogida de trapos, que no son donativos para gente percibida como inferior o desafortunada!


7. Establece un horario claro y manténlo. 


La hora anunciada de mis intercambios son siempre sábados por la mañana de 11 a 15h. Empezamos a montar a las 10, normalmente hasta las 12 no hay mucho movimiento y sobre las 15 empezamos a recoger. Sobre todo para la primera vez, asume que van a ser sólo un par de horas de actividad. Estos eventos son laboriosos por organizar y, aunque dan mucha satisfacción, también cansan mucho. Planifica el resto de tu día con esto en mente. La gente despistada y resacosa que llega cuando ya estás cerrando sólo se merece un “lo siento pero el evento ya se ha acabado” porque tú también te mereces una comida y una siesta.



8. Trabaja tus redes para la convocatoria. 


Para un intercambio con buenas cosas hace falta gente con buenas cosas. Mi estrategia es pedir a mis amigos más populares que lo compartan en sus redes y hacer spam-spam-spam continuo dos semanas antes el evento. Piensa en maneras de enganchar fashionistas/bloggers/influencers locales, gente a quienes les sobran cosas (por ejemplo, estudiantes de intercambio al final del curso), espacios amigos. Lo importante es ampliar tu alcance típico para que no sea una cosa para tu círculo de hippies. Un par de hipsters que traigan a sus amigos valen oro en estas circunstancias.


9. Considera la diversidad de la oferta.


Para prendas masculinas, de bebé u otros colectivos marginalizados en el mundo de la ropa, hay que hacer hincapié y decir explícitamente que están más que bienvenidos. Nuestra experiencia es que si no se dice nada, te ahogas en vestiditos fruncidos de talla 38 ¡La gente simplemente asume que es sólo para mujeres! (Y puede que mi uso de femenino genérico tampoco ayuda.) Y, en ausencia de recordatorios activos de que no tiene porque ser el caso, se convierte en una profecía autocumplida. El número de asistentes importa mucho para asegurar una gama más amplia de tallas y gustos. Nosotras tampoco restringimos las prendas a sólo las de la temporada. La gente trae de todo, y así marcan la oferta.



10. Promueve la autogestión durante el evento. 


Es más gusto para la gente y menos trabajo para el equipo organizador si no hay que acompañar de mano a cada asistente. El modus operandi de los intercambios de Un Armario verde es el siguiente: llegan personitas con su bolsita de prendas que yo no les sirven y encuentran una “no tienda” con mesas y un perchero. Cada una de las mesas tiene un dibujito marcando qué tipo de prendas van ahí (y aquello que necesita una percha - vestidos, chaquetas, abrigos - va al perchero), de ahí que los asistentes colocan sus cosas ellos mismos. Una vez libres las manitas es la hora de saludar a la gente, tomar una cerveza y mirar lo que está en “oferta”. Cogen lo que les gusta, lo prueban y, si va, se lo guardan. ¡Ya está! Yo hago los eventos en una sala de unos 50m2 a lo mejor y con unas 30-50 personas a la vez, y funciona muy bien este tipo de autogestión. Y lo nuestro es lo suficientemente pequeño para que gente encuentre a alguien a quien preguntar en caso de duda. Incluso, es muy tierno cuando oyes a alguien a quien le hayas explicado las bases hace cinco minutos iluminar a alguien que acaba de entrar.
Ésta manera de organizar también implica que durante nuestros eventos no hay un control de calidad ¡Prepárate para descubrir que hay gente con muy poco criterio! Aparecerán prendas rotas, manchadas, muy desgastadas…



11. Considera ofrecer comida.


A la gente les encanta masticar y tomar algos, yo soy la primera. Nuestros eventos los hacemos los sábados por la mañana y aquí es la hora de vermút, así que servimos vermút (y cerveza, y refrescos) y pica-pica [botanas]. Las bebidas es lo único que cobramos y así colaboramos con el Ateneu que nos cede el espacio. No tenemos caja sino un cuenco donde la gente deja los euros. Nuestra experiencia demuestra que así es incluso más probable que paguen demás para colaborar - ofrecemos confianza y aparecen euros. El agua, hielo, laminitas de limón, hummus, tortilla vegana, tomatitos cherry, fruta de temporada, pistachos… son gratis - OK, nada es gratis, lo pagamos y preparamos nosotras - y sirve no sólo para evitar que la gente se emborrache prontito por la mañana pero también para alucinarlos de que experiencias placenteras pueden ser gratis. Desde hace un par de veces ponemos también una hucha para “propinas” por si alguien quiere comunicar su agradecimiento con euros haciendo la taquilla inversa y aquello suele ser suficiente para cubrir los costes de la comida.


12. ¡La música!


Todo es mejor con música ¡Hazlo una fiesta! Las primeras veces tuvimos un laptop con unos altavoces tristes, luego una amigo DJ se ofreció a animarnos el evento, incluso para la última que él no pudo venir confeccioné una playlist de Spotify con sugerencias de los potenciales asistentes a través del evento del Facebook.



13. Usa Facebook pero no te lo creas

Sin importar lo que opines del monopolio de Facebook y sus aspectos oscuros, a la hora de organizar un evento donde quieres un efecto de bola de nieve entre amigos de amigos, hacer los anuncios a través de eventos de Facebook para mí ha resultado muy útil. Puedes ver el alcance y hacer recordatorio fáciles tanto antes como después del evento. Sin embargo, cuidado con hacer el justo número de bocadillos de la gente que han dicho que vienen en un evento de Facebook… Para los dos intercambio más recientes tuve un susto estadístico porque el alcance de repente saltó de cuatro mil alcanzados y menos de 100 viniendo a más de 10 mil alcanzados y varios cientos viniendo. Mi corazoncito temblaba al montar, esperando no tener estampidas y intervenciones de las fuerzas de seguridad… que nunca ocurrieron. Hubo bien de gente pero nada abrumador. Sí fueron las primeras veces cuando se nos acabó la comida y había unos montones de ropa interesantes pero ¡no te creas a los números de Facebook del todo!


14. Establece un área seguro para aquello que no está por intercambiar.


Para evitar malos ratos tienes que establecer un área claramente separado de la “tiendita” donde se puede dejar cosas personales que no son para intercambiar: abrigos, bolsos, los tesoros ya encontrados… Aunque debe quedar claro que la organización no se hace responsable de posibles hurtos, haz todo lo que puedas para que no se produzcan malentendidos sobre las prendas que no forman parte del intercambio, sobre todo en las temporadas de abrigos. A lo largo de seis eventos hemos tenido una chupa de cuero que se nos escapa por muy poco y una bufanda que sí se fue, por desgracia. Demarca claramente el área de intercambio y (1) repítelo una y otra vez a toda la gente a quien explicas como funciona el intercambio que las cosas más allá no son parte del intercambio, y (2) si hay prendas en el área reservada al acabar el evento, guárdalas tú y pregunta en el evento si a alguien se le ha perdido. Y si nadie lo reclama, lo guardas para el siguiente evento. Better safe than sorry.



15. Piensa en lo que va a sobrar.


Necesitas un estrategia para deshacerte de las prendas que van a sobrar, por lo menos en mis intercambios siempre al final de evento tenemos un montón de cosas que nadie ha querido. Ya que nuestro chiringuito [changarrito] es intermitente, seleccionamos lo mejor de este montón (una sola maleta es nuestra medida) y lo guardamos para arrancar el siguiente evento. El resto lo llevamos a la Botiga Gratis del Banc Expropriat que sirve a un público diferente. En el peor de los casos, pregunta a la Cruz Roja o mira si hay un contenedor de Humana pero es bastante mejor darles otro uso sin recurrir a esta peña que lo que van a hacer con aquellas prendas es inundar los mercados de Ghana ¿Artistas de textil? ¿Un círculo de señoras haciendo patchwork o tricotados de trapillo? ¿Una planta que recicla desechos de textil para fabricar insulación?

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Lo importante es disfrutar y ver cómo se iluminan las caras de la gente al explicarles que todo esto es gratis, es sostenible, están rodeados de gente con intereses parecidos y que las cervecitas frías las encontrarán en la nevera detrás de la barra. Los intercambios son los días más felices para mí. Es una experiencia auténtica de estar haciendo algo constructivo, poniendo un verdadero granito de arena por un mundo más sostenible en lugar de resignarse y lamentarse ¡Ahora es tu turno!

 
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¡Gracias por compartir Luīze! Yo seguí estos consejos a principios de año y los adapté a Mexicali, todo ha ido muy bien, no tengan temor de organizar uno propio en su barrio 😉, ¿qué opinan?

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