Síndrome de Diógenes de clóset

Hace 8 meses que regresé a Mexicali. Desde antes yo ya había notado que tenemos algo en todo el mundo, un mal que tienen muchas ciudades de México, E.E.U.U. y en otros lados. Resulta que acumulamos cosas "por si las dudas". Es un poco cliché: pero irse a vivir a otros sitios, y observar estas cosas de nuevo, te hace sentir distinto al respecto.

Esta ciudad tiene pocos años tratando de arreglar la forma en que distribuye sus residuos, apenas comienza a reciclar otros materiales además de los metales (que aquí hay un rollote por el robo de estructura pública para venderla al reciclaje) y en la cultura de la reutilización solo contaba con la venta de segunda mano, que ya saben, tiene aún el preconcepto de que es para "los pobres".

La cultura de las tres "R" y la Sostenibilidad están en el discurso políticamente correcto, pero lo interesante es cómo llegan poco a poco a la vida cotidiana. Estamos un poquito espantados con el video de la tortuga con el popote (pajita) en la nariz, y gracias a ello se ha repensado colectivamente el consumo del plástico. Incluidos los memes buenos y malos, los comentarios rancios o las personas que piensan literalmente que son los popotes la causa de todos los males. Por algo se empieza. Personalmente creo que se debe empezar por la conciencia del consumo diario y la forma en que desechamos las cosas. Con menos sensacionalismo y con más conocimiento y empatía.

Cuando era más chica me resonaba mucho el porqué casi en todas las casas había guardados un montón de cacharros en el patio, hasta quedarse sin sitio dónde poder hacer un jardín, un garage o cualquier otra cosa más útil o bella. Entre neumáticos viejos, tubos, trozos de madera: "que pueden servir de algo", ropa en mal estado, juguetes viejos, hasta yonkes de automóvil y un largo etc. Pareciera que siempre hay un espacio que rellenar, un hueco. Si nos metemos en cualquier cuerpo teórico de la Psicología, sabemos que este vacío representa algo y lo dejo de tarea (tarea muy facilita pero que puede incomodar).

Ahora, que no soy tan chica, me resuena igual, pero entiendo dónde se originan algunas ideas, y me gusta motivar a otros para que vean los beneficios de que sus hogares sean fuentes de armonía. Una amiga, psicóloga, me comentaba que tiene casos de personas con Diógenes muy complicados y que el tratamiento es un camino lento, con pasos pequeños pero significativos, y pensábamos las dos: ¿no estamos todos un poco en ese rollo de guardar con apegos? Quizá no patológico, pero nos creemos "normales" cuando repetimos hábitos que están por ahí sin haberlos reflexionado.

Tenemos cierto grado de Diógenes, y lo peor es que no hemos salido del clóset. Porque casi todos los del problema nos solapamos un poco entre nosotros, incluso lo aplaudimos. El vecino que tiene muchos autos y piensa que el espacio público le pertenece, el pariente que guarda todos los apáratos electrónicos que nunca reparará, nuestra amiga con 50 pares de zapatos... Yo decidí salir del círculo:  empezando por mi y por enseñar a quien lo desee. No lo sé todo, ni tengo la solución a todos los problemas, pero estoy presente.

Todo parte de una pregunta, ¿Qué estamos llenando con cosas? 









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