Con menos cosas, me siento mejor.

Cada pieza tiene una historia. Estas son de mi guardarropa.
Cuando hablamos de reducir y agilizar nuestro guardarropa, sabemos que además de la contaminación que produce la industria textil, la explotación de trabajadores, la obsolescencia programada y el rollo de que no estamos completos si no estamos vestidos con "la tendencia", hay un tema que inevitablemente surge: el caos que tenemos en casa, mayormente causado por tener cosas de más y mal organizadas. 

Pues bien, me gusta mucho hablar de ello porque lo he experimentado en persona y así como con los medicamentos milagrosos, voy a decir: "¡Me siento muy bien! Pregúnteme cómo 😉". Soy una persona que gusta del orden, sin caer en lo obsesivo, pero a un punto en el que mis pertenencias se mantengan funcionales. El camino del minimalismo lo he desarrollado también gracias a las mudanzas, los viajes, haber convertido la bicicleta parte de mi transporte personal,  pero sobretodo porque además de disfrutar más de los tianguis y flea markets, empecé a experimentar los intercambios de ropa, primero entre amigas y luego gracias a Un Armario Verde con desconocidas que luego se hicieron camaradas con las que "descompraba", me tomaba un vermutito y comía hummus.  

Luīze, coordinadora del proyecto me animó a que adaptara una semilla de Un Armario Verde a mi ciudad cuando le dije que al mudarme de país les iba a echar de menos. Todo esto me ha llevado a profundizar más en el tema y a realizar cambios en mi espacio personal.

Tengo unos años comprobando que no necesitamos tener un guardarropa muy grande para usar la ropa que nos gusta y que requerimos para distintas actividades. Aún así, me queda mucho camino por recorrer.  Ya hablaré un poco más a profundidad sobre mi camino en otra ocasión, para no desviarme.

Respecto a cómo ordenar, bueno, hay de todo. Conozco personas que aunque tengan un montón de ropa procuran crear sus propias categorías para organizarse, y conozco personas con pocas cosas pero caóticas. Tengo una amiga que pone su ropa por colores, como un arcoiris. Para mi esto es muy bonito pero no me ha funcionado, porque tengo ya mis colores favoritos, así que lograr un arcoiris entre ropa mayormente negra, roja, azul, gris y blanca es un poco monocromático. Además en este armario por colores hay piezas de distintos largos y para diferentes estaciones, así que no me viene muy bien. Otras personas doblan en cajones, otras lo cuelgan todo en perchas. Comúnmente no todas las fórmulas funcionan para todas las personas, pero siempre podemos aprender y mejorar. 

En mi caso, me documenté y experimenté, hacer eso es sencillo pero lleva su tiempo y proceso personal. Además de mantener una cantidad de prendas mínima, lo que me ha funcionado es acomodar de las prendas más cortas a las más largas. Esto ayuda a mantener visible cada pieza y a no olvidar qué es lo que poseemos. La ropa pequeña como la ropa interior o mascadas, dobladas en pequeños cuadros, también ayuda a visibilizar cuáles están. Esto, en unos días te ayuda a ver cuál ropa no utilizas y de la cual quizá tengas solo un apego o una idea equivocada por la cual la conservas.

Además de agilizar y armonizar mi entorno, ocurre que ahora que tengo menos cosas y mejor ordenadas, estoy más tranquila. Le tengo mayor aprecio a mis cosas y menos apego, aprendí a compartir más y la limpieza a profundidad de mi hogar es cada vez más sencilla. Todo esto suena un poco a analogía a algo más y pues... sí lo es. 





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